lunes, 3 de marzo de 2014

Cólera

Confieso que soy colérico interior. Que aparentemente todo en mi adquiere una sonrisa.
Los síntomas son evidentes: falsas carcajadas, momentos de locura, ausencias, mentiras humorales (estoy bien, me da igual).
La cólera interior, se alimenta de estas acciones. Sabe que la hacen fuerte. Las provoca para que se acometan. Y sigue creciendo.
Produce momentos de rabia. Que te dejan abatido, incomprendido, desamparado. Los efectos desaparecen al poco tiempo. Sin embargo, la cólera se afianza en tu interior.
Y confieso que me da miedo el día que se revele y aniquile hasta la falsa sonrisa.

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