"Papá cuéntame otra vez..."

Dice que “hace veinte años que dice que hace veinte años tiene veinte años” (1) y cada día se sienta en el sofá, con los pies encima de una pequeña mesa y un libro entre las manos y lee, lee, lee, lee.

Esperpento de un loco que está cuerdo.

La primera vez que leí Luces de bohemia, tendría 17 años. Era una de las lecturas obligatorias para selectividad. Me fascinó. Lo leí y lo releí varias veces y he perdido la cuenta de las veces que lo he vuelto a disfrutar. Me sigue fascinando.

"Quien vivió, lo sabe..."

A menudo, oigo decir – yo no leo poesía- o –la poesía no

hay quien la entienda- Y muchas veces, entro en discusiones sobre por qué leer o no leer poesía. Es evidente, que me gusta la poesía y que me encantaría que todo el mundo a mi alrededor se atreviera con ella.

"Aprendí a leer..."

Mantengo una relación de amor odio con la literatura.... Creo, que hay más amor que odio. Después de tanto tiempo leyendo, las historias que otros escribieron, son de algún modo mías. He leído libros que me han mantenido prendida de la primera a la última página, otros que me han provocado la risa, otros el llanto, otros la envidia o la ira; otros, me han dado ganas de estrellarlos y al instante de abrazarlos. Algunos los he devorado y algunos los he leído a trompicones. Pero todos forman parte de mí.