lunes, 12 de mayo de 2014

Margaritas

Miras el ramo de margaritas, comprado para deshojarlas. Los pétalos de algunas yacen ya en el suelo, dicen no. Pero, sólo necesitas un sí, para aferrarte a una ilusión. Otro no, otro no y otro más. Pero sigues arrancando hojas. 
Durante un rato, fijas tu mirada en la última margarita, mientras derramas una lágrima. Sí, no, sí, no...¡SÍ!

Y entonces, sales a la calle, le ves y te atreves. Tan fácil, tan sencillo como que la margarita diga, sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario